Sr. y Sra. Baby #3

El domingo que viene tenemos el Zoom. Al final de este mail van a encontrar más información. 
 
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Sigo con estas frases del poema de Strand en la cabeza:
 
¿Por qué me mentiste?
Siempre creí decirte la verdad.
¿Por qué me mentiste?
Porque nada miente como la verdad, y yo amo la verdad.
 
Y como me gusta mezclar cosas que en principio no parecieran tener nada que ver, no puedo dejar de citar la gran frase de George Constanza (de Seinfeld): 
 
No es una mentira si tú lo crees.
 
Al final la literatura es eso, es una de las formas más mentirosas de decir verdades.
 
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La semana pasada les dije que iba a hablar de dos cuentos en particular, pero antes quería compartirles unos subrayados que hice de la entrevista que está al final de Sr. y Sra. Baby. Es un lindo ejercicio la relectura solo de los subrayados, así de un tirón, para ver qué se forma:
 
 
Una vez que comienzas a describir la nada, terminas con algo.
 
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…hay otro tipo de poesía, en la que el poeta le proporciona al lector un mundo sustituto a través del cual se aprende a leerlo. Wallace Stevens fue el maestro del siglo XX en este campo. Por otra parte, no existe ninguna otra poesía que suene como la de Wallace Stevens. Así como tampoco hay nada que suene como un poema de Frost. O un poema de Hardy. Esa gente ha creado mundos propios. Su lenguaje es tan potente e identificable que uno lo lee no para verificar su significado o una verdad de tu propia experiencia del mundo, sino simplemente porque deseas llenarte de esas voces.
 
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Creo que lo que sucede en ciertos momentos de mis poemas es que el lenguaje asume el control, y yo lo sigo.
 
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La poesía vive por fuera de quien la escribe y es mucho más inteligente que él.
 
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Me gusta mucho cuando eso ocurre en los poemas de otros. Me agrada que me desconcierten. Porque en realidad es en ese lugar inalcanzable, misterioso, donde el poema se hace nuestro.
 
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Convivimos con el misterio, pero no nos gusta esa sensación. Pienso que deberíamos acostumbrarnos a él. Sentimos que tenemos que saber el significado de las cosas para poder controlarlas. Yo no creo que ser tan competentes, tan suficientes en la vida nos haga más humanos. Por el contrario, pienso que esa actitud está muy alejada de la poesía.
 
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Quiero decir que la realidad del poema es fantasmagórica. No intenta lograr el tipo de precisión que intenta la ficción. No te pide que te imagines un lugar en detalle; sugiere, sugiere y vuelve a sugerir. 
 
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…solo Dios sabe qué es lo hermoso. Yo no lo sé. Es muy probable que aquello que hoy percibimos como hermoso dentro de cincuenta años se vea horrible, o viceversa.
 
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La obligación de un poeta no es principalmente para con su público, sino para con el lenguaje que desea perpetrar.
 
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Una persona que no siente el deseo de escuchar otra voces, lo más probable es que nunca acabe por tener una voz propia, original.
 
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Este es el verdadero alimento de un poeta: otros poemas, no un pastel de carne.
 
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Lo que quiero decir es que a veces un poema nos puede encantar y sin embargo no lo entendemos. Hay muchas cosas por las que sentimos cierta fascinación y estamos lejos de comprenderlas. No existe ningún motivo por el cual no podamos disfrutar de un poema que no tiene un significado inmediato… o que incluso quizás no llegue a tenerlo nunca.
 
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Pienso que la poesía sería diferente si la gente pudiera vivir de ella, si llegara a fin de mes escribiendo poesía. Entonces tendrías que satisfacer determinadas expectativas. En lugar de las normas heredadas por las que reconocemos a los poemas como tales, habría todo un nuevo conjunto de limitaciones relacionadas con el mercado, con lo que vende y con lo que atrae a la gente a corto plazo. Por lo que quizás la poesía está mejor así como es, sin tener un valor de cambio.
 
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Claro que me gustaría que me leyeran después de mi muerte, pero esto es solo una proyección de mi deseo en vida. […] Lo que quiero decir en realidad es que después de mi muerte me gustaría estar vivo. Esos es todo.
 
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En el próximo mail me gustaría compartir los subrayados de ustedes de los cuentos. Si tienen ganas respóndanme este mail con algunos subrayados. Pueden ser fotos del libro o pueden tipearlos (si mandan fotos que se vea el número de la página, así me facilita encontrarlo).
 
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Y ahora sí, voy a hablar del cuento “Vida de perro”. No es casual que haya puesto antes los subrayados, porque quería que quedaran flotando estas ideas de lo fantasmagórico, de abrazar el misterio, de disfrutar de ese estado de desconcierto. Habría que agregar lo que dice Eugenia Almeida en el texto del comienzo sobre que Strand escribía como un pintor, para completar la imagen.
 
No sé si voy a poder explicar qué es lo que me fascinó de este cuento. Quizás esté muy influenciado por las menciones a Hopper, pero creo que es esa sensación de estar delante de algo que transmite toda la potencialidad de una historia, desde una quietud melancólica. Y también algo con esos diálogos tan perfectos, tan precisos aún en ese desconcierto que generan. 
 
-Cariño —dijo—. Hay una cosa que hace tiempo necesito contarte.
 
Acá, la verdad sea dicha, me comí el amague. Pensé que iba a ir hacia un lugar común, una frase que parecía anticipar un conflicto de problemas de pareja.
 
-Por favor, Glover, si es algo que me va a poner triste prefiero no oírlo…
 
Esta frase me destruyó y me pareció una genialidad. Una forma de pintar a un personaje con la mínima cantidad de palabras.
 
Y luego lo de:
 
-Es solo que antes de conocerte yo era distinto.
-¿Qué significa «distinto»? —preguntó Tracy mirándolo.
-Significa, cariño, que antes yo era un perro.
 
Una maravilla. La forma en que cuenta su vida pasada, las palabras que usa para contar lo que se sentía ser un perro: Ladrábamos, gruñíamos, barbotábamos intentando una y otra vez dar con la nota exacta, una nota capaz de remontarse miles de años hasta nuestros orígenes. El personaje de ella, que nos sirve para que eso que cuenta sea creíble, porque ella duda y luego ya no duda, solo hace las preguntas que necesita saber “¿Qué quieres decir con «una época feliz»?” “¿Pero a otras perras las amaste?” “¿Hubo otras?”
 
El hallazgo de que la risa de los humanos es algo perturbador para los perros.
 
Y todo contado de forma que podamos abrazar el misterio, no intentar desarmarlo, ni comprenderlo. Sí, quizás fue un perro; quizás están hablando de otra cosa; quizás contándole que fue un perro le esté contando otra cosa. Qué importa. 
 
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Dije que iba a hablar también del cuento “Céfalo” pero este mail me está quedando muy largo. Es un cuento que amé porque tengo una debilidad por la mitología griega. La forma en que reescribe la historia de Céfalo y Procris, situándolos en otra época, pero sin perder su esencia, es genial. La yapa de hoy es de un libro de Cesare Pavese que me encanta. Creo que es un fragmento que suma bastante a la lectura de este cuento.
 
Para no hacer tan extenso el mail se me ocurrió lo siguiente. Si hacen clic acá, van a recibir un mail aparte* con dos entradas del Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal que transcribí. Spoiler: que yo sepa, no hay ningún personaje de la mitología griega que se haya convertido en elefante (o por lo menos no encontré, ni conozco), eso es cosecha de Strand.
 
*recuerden que si están viendo el mail desde la versión web no va a funcionar lo del envío de este segundo mail. Esto solo funciona si lo hacen desde sus propias bandejas de entrada.
 
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El domingo que viene a las 17:00 es el Zoom. Como no hicimos Zoom el mes pasado podemos aprovechar para hablar de Stefan Zweig y de Mark Strand.
 
Si quieren ir agendándolo pueden hacer clic en este link para que les abra el calendario de Google con todo listo para agendar el evento (incluye el link al Zoom en la descripción del evento).
 
Les recuerdo algunas cuestiones técnicas:
 
-Durará una hora aproximadamente.
-A los 40 minutos va a cortarse, volveremos a entrar con el mismo link.
-No creo que lleguemos a ese número, pero podrán entrar hasta cien personas (las primeras cien que se conecten), es el límite que tiene Zoom.
-En lo posible dejen la cámara encendida así nos vemos las caras.  
-No voy a grabarla, ni transmitirla en redes. 
-Creo que se me rompió el coso que uso para ponerme filtros, tristeza não tem fim.
 
Nos vemos el domingo en la bandeja de entrada.
Abrazo
 
Sebastián Lidijover