Signos de civilización #4

Último mail sobre Signos de civilización. Empecemos con los anuncios:
 
-Recuerden que hoy a las 17:00 tenemos el zoom. Les dejo acá el link para participar así lo tienen a mano (me parece que la semana pasada me quedó mal armado el link para que se les generara el evento del calendario, tenía otra fecha puesta). Se me ocurrió que hoy podemos hacer una ronda de lectura de subrayados, así que si se conectan (y pueden) tengan su libro a mano.
 
-La semana que viene ya arrancamos con la lectura de abril: Criaturas dispersas de Natalia Gelós, publicado por Leteo.
 
-Y por último: ya hicimos el sorteo por los doce libros del club y contactamos a las cinco personas ganadoras. Muchas gracias a todos y a todas por participar.
 
Hechos los anuncios, vamos a lo nuestro.
 
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Lo primero que quiero comentarles es que la editorial Godot subió a su canal de Youtube unos videos con unas preguntas que le hicieron a Bård Borch Michalsen. En el primero responde cuál es el signo que más suele usarse incorrectamente. Como ya se habrán imaginado, es la coma. Dice que se debe a que sus reglas están basadas en dos sistemas: el gramatical y el retórico. Me gustó que recomendara que usemos el punto y coma al menos una o dos veces por semana y que dijera que es el signo más lindo porque combina lo que acaba de pasar con lo que vendrá. Y que no escuchemos a Hemingway y su argumento en contra del punto y coma. 
 
En el segundo video responde la pregunta de si el uso de los signos de puntuación en diferentes idiomas puede generar complicaciones a la hora de traducir. Cuenta eso que está en el libro sobre la traducción al danés de los seis tomos de Mi lucha de Karl Ove Knausgård. Cómo, al ser distintas las reglas de la coma en danés que en noruego, algunas personas dijeron que faltaban unas 40.000 comas. Y que se podía hacer un libro aparte que contuviera todas esas comas.  
 
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Desde que leí el libro que tengo la idea del Golem en la cabeza, pensando si es posible relacionarlo de alguna manera con la lectura de este mes. 
 
Antes, un breve paréntesis.
 
Soy de esas personas que repiten las mismas anécdotas, que cuentan una historia como si nunca la hubiera contado. Es uno de mis temores sociales, verme reflejado en ojos vidriosos por el aburrimiento y pensar “ay, esto ya lo conté”. Con los mails me pasa lo mismo, pero suelo evitarlo gracias a la bendita búsqueda de palabras clave. Bueno… todo esto es para decir que ya sé que hablé en otro mail de esta leyenda hebrea, pero igual quería volver a hacerlo.
 
Decía entonces. El Golem es —según la mitología judía— una figura de barro a la que se ha dado vida. En una de las versiones de la leyenda se dice que en la frente tiene escrita la palabra “verdad” (אמת, emeth) y que al borrarle la primera letra (א, aleph) el Golem muere; ya que la palabra que se forma al borrar esa letra es “muerte”.
 
Sé que son letras y no signos de puntuación, pero me gustaba esta idea de que la presencia de un signo puede dotar de vida a algo. Qué es una coma bien puesta sino una respiración. Un buen texto es algo que está vivo (de la misma forma que uno malo es algo que está muerto).
 
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Escribo este mail junto a una ventana desde la que se ve la calle. Pienso en el subtítulo del libro (no lo dije antes pero me parece un gran acierto que esté escrito tan grande en la tapa del libro): Cómo la puntuación cambió la historia. Pienso en las consecuencias que tuvieron esos pequeños trazos para ordenar nuestro pensamiento. Leer distinto significó pensar distinto. Escucho el ruido de los autos mientras tipeo estas palabras y se me viene a la cabeza el subtítulo de un libro inexistente: Cómo los semáforos cambiaron nuestra forma de habitar el mundo.
Nos vemos el domingo en la bandeja de entrada. 
Abrazo
 
Sebastián Lidijover