Cuando me preguntaron si quería escribir esta serie de textos sobre Los niños 6 lo primero que apareció delante de mis ojos fue el síndrome del impostor, ese sentimiento que tenemos algunos de pensar «no estoy a la altura». No te hagas el superado, seguramente alguna vez lo sentiste también, así que acompañame en esta. Y como ese sentimiento suele empezar a desaparecer, aunque no completamente, cuando me informo mucho sobre lo que tengo que escribir, empecé a consumir entrevistas de Jesse Ball como si no hubiera mañana.
Te voy a dejar algunas respuestas que me parecieron interesantes de todas las que leí. De alguna manera pueden sumar a la hora de empezar a consumir al autor si no lo conocés o darte una visión mucho más amplia y profunda sobre su concepción artística o forma de trabajar si ya lo leíste.
Conocer a los autores de los libros que voy a leer genera una especie de conexión. Sé cómo piensan, al menos en parte, y puedo encontrar esos pensamientos, ideas y formas de ser desparramados por las páginas de las obras que escriben.
Veamos cómo piensa Ball.
Entrevista de Jill Owens para Powells:
Muchos de los libros que escribo son una especie de parábola. Supongo que es porque quiero escribir sobre cosas que sean significativas. Y para mí, para que sean significativos, tienen que estar arraigados de alguna manera en la vida normal. Así que mi ficción es en gran medida no ficción, porque es en el cruce de caminos donde la vida transcurre.
El escritor y periodista Shawn Andrew Mitchell, cuando entrevistó a Ball, le pidió que le mintiera en una de sus respuestas. Podía ser una respuesta simple, chiquita, o inmensa. La única condición era que no le dijese cuál era la mentira. ¿Por qué te cuento esto? Porque de otra manera no se entendería lo que te voy a mostrar a continuación:
¿Cuáles son tus creencias irracionales a la hora de escribir?
Solo puedo escribir si he robado algo valioso ese día. Puedo devolverlo más tarde si quiero. Una pregunta para ti: ¿será esta la mentira que me pediste que dijera?
¿Cómo escribís?
Cuando escribo, lo cual es raro, a menudo lo hago en lugares públicos, pero si es en un lugar donde se habla en inglés, debo tener tapones para los oídos. Escribo en un dispositivo con teclado para hacerlo más rápido, pero también a veces en papel. A veces dibujo cosas mientras pienso. Sin embargo, en su mayoría, ese pensamiento tiene lugar mientras escribo. Los libros no son premeditados. Nacen, por así decirlo, debajo de la pluma.
Entrevista de Josie Mitchell para Granta.
Hay algo de experiencia de la niñez en tu escritura y no es como nuestro mundo ni con nuestras reglas. ¿Cómo creas estos mundos?
Supongo que empiezo con una sensación o una impresión de lo real y luego trato de, lo más simple posible, explicar de la manera más clara. Termina no quedando claro porque todos los discursos son fraudes y hasta decir lo más simple a otra persona es imposible.
Hasta la semana que viene.