El sueño, hermano de la muerte #1

Descreo de la mirada utilitarista sobre la literatura. No sirve -en el sentido automático- para nada y es porque escapa de la lógica de mercado y de la productividad más abyecta que me sigue pareciendo un misterio digno de descubrir.

No me gustan los libros para hacer cosas. Confieso que alguna vez leí a escondidas uno de esos que venden una dieta insólita. También ha pasado que, amparada en que era por trabajo, me perdí en esas autobiografías motivadoras. Aunque los libros cambiaron mi vida en muchos sentidos (y lo siguen haciendo) prefiero mantener la lectura lejos de los resultados. Dicho esto, El sueño, hermano de la muerte de Jesse Ball tuvo en mí efecto inmediato. No quisiera ser imperativa pero es mejor que no pierdan tiempo: vayan por él a la librería.

¿Tuvieron alguna vez un sueño lúcido? Tal vez no sepan como se llaman pero pueden recordar una experiencia cercana a lo que Ball trabaja en este pequeño tratado. En un sueño lúcido el soñador es consciente de que está soñando; ocurre cuando logramos «despertar» nuestra conciencia dentro del sueño, sin interrumpirlo. Entonces, tomamos el control y podemos influir activamente en el desarrollo. En otras palabras, nos convertimos en autores de nuestra propia ficción onírica y podemos decidir hacia dónde ir, con quién hablar o incluso experimentar lo imposible, como volar o visitar lugares fuera de nuestro espacio temporal.

Según la neurociencia coinciden con la fase REM del sueño y están relacionados con una mayor actividad en el lóbulo frontal del cerebro, una región asociada con la autoconciencia.

Leí El sueño, hermano de la muerte en septiembre, poco después de que lo publicara Sigilo, más intrigada en dos detalles secundarios que en los sueños lúcidos: el color amarillo rabioso de la tapa y la textura que habían elegido y logrado, un entramado.

Además, un libro sobre los sueños escritor por Ball prometía. ¿Por qué? El autor de nuestro libro de diciembre nació en Nueva York en 1978, es narrador, poeta y habitual explorador del absurdo. Publicó más de veinte libros, de los cuales varios fueron traducidos y publicados por Sigilo: Cómo provocar un incendio y por qué, Los niños 6, Cuando comenzó el silencio y Autorretrato . Además de su obra literaria, Ball es profesor de escritura en la School of the Art Institute de Chicago, está íntegramente tatuado y gusta de caminar veinte kilómetros por día con su perro.

¿Es un místico? No, pero en sus textos no teme meterse con lo existencial y enfrenta lo profundo con una mezcla de juego y provocación. Tiene un estilo terrenal, inspirado, que alimenta con un espíritu lúdico. En su literatura hay profundidad pero también ligereza, una dupla motorizada por el deseo de experimentar y de invitar al lector a cuestionarse todo.

Como les contaba, leí el libro amarillo de un tirón y quedé impactada por algunas cuestiones literarias de las que ya hablaremos y por la contundencia de las poco más de ochenta páginas. Esa misma noche el texto hizo efecto: tuve un sueño lúcido, el primer capítulo de un arte que desconocía por completo. Durante diciembre quiero compartir con ustedes los efectos prolongados.

Ana Clara